Presiento que el 2023 va a ser bueno. Para nosotros como humanidad. Tengo fe de que este año, y perdonen la expresión, la mierda nos llegará tan alto que habrá que ponerse de puntitas y replantearnos lo que nos hace ruido, lo que no tiene sentido para nosotros, lo que sentimos que no está bien. O, sino, admitir que el mundo así como está nos conviene y que elegimos jugarlo así, que lo aceptamos así, con sus desigualdades, sus pesares, injusticias y cosas raras. Pero que lo aceptamos o no, y actuamos en consecuencia en ambas, al menos internamente.
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Buen día gente, cómo están? Antes que nada, espero que hayan empezado muy bien el 2015 y, en caso de que esto no haya ocurrido, es decir, que no haya comenzado demasiado bien, tengan en cuenta que la mala racha es debido al mismo elefante que los está meando desde el año pasado, no uno nuevo. Ya que, y ojo con la novedad, lo del paso de año es simple marketing, al menos en lo que se refiere a la suerte. Ahora, en cuanto a proyectos aunque parezca más o menos lo mismo, creo que no, que es más bien algo así como “el lunes empiezo la dieta” (ups, hoy es lunes y me manduqué 4 galletas dulces con el cafecito del mediodía). El otro día me colgué un rato pensando en esto del cambio de año, el cambio de onda, el cambio de proyectos, el fin de las infelicidades y comienzo de nuevas esperanzas. Y con eso, me fui a los cambios en si, a los cambios en las relaciones (en el “prometo cambiar”) o los cambios en los trabajos (“este año me lo voy a tomar más tranqui” o “no le voy a dar bola a mi jefe” u otros tantos). […]
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Navidad. Si, finalmente llegó. Pese a los mayas. Y a Nostradamus. Y la NASA, Clarín, las películas yankees y el resto de palideros que querían freírnos. Y parece que también llegará un año nuevo, 2013, dicen. Y con el año nuevo, por un momento, pensamos en cambiar algunas cosas, mejorar otras, no repetir errores o lo que fuera, pero por momentos pensamos que no será igual que el anterior. Tanto afuera como adentro. No, será un nuevo año y como tal, vendrá con cosas nuevas. Y ya no pienso qué me gustaría cambiar y qué no, digamos que a esta altura intento cambiar lo que he de modificar cada día y no espero hasta fin de año, sobre todo porque empieza la temporada y suelo andar a las corridas. Y, en éste fin de año en particular, tenemos visita de la familia, así que no tuve ni tiempo de pensar qué me gustaría cambiar. Igual, como decía, la lista de pendientes del año pasado todavía queda para el que viene. Salvo dos cosas que sí finalmente logré modificar: Mi marca. Ya verán las dos en esta entrada, una en la foto de arriba y otra en la de abajo. Yahi […]
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2012. Un año que ya viene con una onda rarísima. Que es el fin del mundo y nos caemos al precipicio o que se viene el nuevo despertar. Qué creo yo? No importa ya que no puedo hacer mucho para modificar una situación que ya salía publicada hace más de 600 años en los futuristas periódicos mayas. Por eso hoy, como regalito de fin de año y comienzo del nuevo les subo una fotito que saqué hace poco y que me fascina. No sé por qué, pero tiene algo interesante, como que luego del primer vistazo, la luz me mantiene adentro, como cobijado. Y ahí, tranquilo empiezo a ver detalles por todos lados. Los había descrito pero no, prefiero dejarselos para que los descubran ustedes. Les deseo un muy pero muy feliz 2012. leo PD: esta vez subí la foto más grande para que se vea en toda su esplendor, pero no sé si el programa del blog me la achicará, así que prueben de hacerle un click a ver si abre en su tamaño original.
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Más acerca del autor
En mi trabajo quiero transmitir sensaciones. Transportar al espectador a la simpleza, la perfección y lo asombroso del mundo natural, a esos momentos mágicos de conexión con éste, donde la maravilla del universo se traduce al lenguaje cotidiano por medio de líneas, planos, texturas y colores. Más en mi biografía.
