Encontré esta imagen que, al ser tan larga, no tengo idea cómo saldrá publicada en este lugar.
Pero la elegí por su juego de luces y sombras, consciencia e inconsciencia, o bien o mal, como lo llamamos otras veces.
Me encantó la idea de hablar de la luz como el “bien” o “lo consciente” y de la sombra como “la inconsciencia” que muchas veces interpretamos como “el mal”. Pero mientras escribía y miraba la imagen, me di cuenta que así como los dos troncos grandes (sombra, oscuridad, inconsciencia, mal) enmarcaban la luz (donde yo pongo la atención, consciencia, bien, bonito, iupiii y todo eso), la luz, a su vez, enmarcaba las siluetas de los árboles del medio, en sombras (malo, caca, oscuridad, etc…) que, a la larga, eran el motivo principal de esta foto.
Es decir, o me cagó la teoría.
O me la enriqueció.
Saben que intento ser lo más positivo posible, así que tomo como que me la enriqueció, explicándome que consciencia o inconsciencia no son buenas o malas, sino que simplemente “son”.
Así como los troncos del medio necesitaron las luces y ellas los troncos del costado para resaltar.
Necesitamos nuestras sombras para brillar, necesitamos la oscuridad para buscar la luz.