Hoy me tocó ir al ANSES a completar mis datos ya que no podía hacerlo digitalmente. Y estuve en la cola un buen rato y sentado otro tanto. En ese par de horas el geminiano que llevo adentro no pudo evitar escuchar a la gente o charlar con ellos.
Y qué diferente es la historia cuando hablás con otro ser, cuando éste deja de ser un “ellos”, un “son todos..” y cosas así.
Cada uno tiene un camino que caminar y, para ese camino, le dieron dones y trabas. Y esas herramientas y complicaciones otorgadas son diferentes a las tuyas, muy distintas, al punto que no hay un ser igual a otro, en todo el mundo. Todos nos parecemos, pero hasta ahí, simplemente nos similares.
Y no, no te podés meter en mis zapatos así como yo no debería decir “en tu lugar, yo…”, porque aunque creas que podés hacerlo, no, no podés vivir mi vida, ni imaginarla siquiera. Porque mi vida se vive con todo mi ser, no con las partes que te gustan y las que no no.
Y esto es lo mismo. Ir a hacer la cola para entrar en un organismo público donde la gente va a pedir guita, favores o a exigir lo que le corresponde por ley, y fumarse dos o tres horas de cola con menos de cero grados que, posiblemente mañana tenga que repetir porque le falte un papel, no es agradable. Ni en mis zapatos ni en los suyos.
Por eso les pregunto: ¿Qué pasaría si viéramos las historias completas? y si no tenemos esa capacidad, que creo que casi ninguno tiene, ¿podríamos al menos respetar lo que cada uno elige para su vida?
Tardé horas pero pude hacer mi trámite del que me fui repitiendo: gracias, gracias, gracias, por la vida que me tocó.
#nosemeocurreestahuevada