Llueve. Todos los 8 de junio llueve. O nieva. Andá a saber. Y admito que me gusta la lluvia aunque a veces cansa. Pero eso, al menos por ahora, todavía no pasó.
Estuve buscando entre mis archivos una foto que me representara o, más bien, con la que me sintiera representado hoy y tanto la que abre la entrada como la que la cierra creo que lo hacen. Aunque no son tan diferentes tampoco.
Hoy finalmente pude entender que lo que me atrapa tanto de la fotografía de paisajes, es que es como una clara representación de mi mismo. No, no me refiero a la fotografía que finalmente obtengo y toda esa huevada poética artística de que lleva impregnado lo que quise decir y bla bla bla. No, lo que pude ver es que a pesar que los paisajes que fotografío son siempre los mismos las fotos finales son casi siempre diferentes. Mismo lugar, puede que misma toma, pero diferente momento. Ya sea la luz, la época del año, el horario del día, el clima… Cualquiera de estas variables logra que obtenga un resultado absolutamente distinto cada vez que visito tal o cual sitio. O puede que no sea tan diferente pero jamás será igual.
Es como con uno, que siempre es el mismo y a la vez, diferente. Y veo que siempre, como en mis paisajes, estoy buscando otra toma, otra forma de retratarme, de mostrarme ante el mundo. Lo cual no quiere decir que no me guste como soy. He obtenido hermosas fotografías de ciertos paisajes pero aunque esas fotos me encanten, no dejo de seguir visitando esos mismos lugares para ver si me muestran algo más, si encuentro otra expresión de lo mismo. En algunos casos pasa, y la nueva toma mejora la anterior, otras veces no. Pero sigo yendo, sin expectativas ni falsas esperanzas. Son regalos que me hace el universo. Y conmigo, siento que es igual. No soy más que diferentes tomas de mi mismo.
Muy bueno e interesante. Me gustó
Leo: tratando de entender lo que escribìs, o lo que “querés” escribir, se me ocurren algunas cosas vinculadas con mi profesión…
Yo estoy convencido que pensamos con palabras… es más, estamos hechos de palabras. Yo les digo a los papás (de paso te saludo en nuestro día) que los chicos se construyen desde el pensamiento de los padres (desde la palabra de los padres). Hasta en la Biblia, la palabra, EL VERBO es el origen de todas las cosas.
Simplemente me parece que a vos te pasa que tu lenguaje es la foto… nosotros pensamos palabras y vos… pensás fotografías. Tus fotos me encantan y ya tengo dos de ellas que adornan las paredes de mi casa y tengo pendiente otras dos. Tengo que aprender a traducir tu idioma. Gran abrazo.
Eduardo.
Hola Eduardo, muchas gracias por tus palabras.
Realmente no sé si podría asegurarte si pienso en imágenes o si lo hago en palabras.
Si me tuviera que jugar, te diría que “siento” mucho más de lo que pienso y estos sentimientos, son lo que luego intento traducir en palabras o imágenes, según sea la ocasión.
Fijate que muchas veces, pensando cómo decir algo o, mejor aún, luego de decirlo, sentís que no es lo que realmente querías decir… ¿No es entonces el verbo una traducción del alma? Están adelante tuyo el padre y el hijo… ¿no sucede que primero sentís qué es lo que tenés que decirle y luego buscás las palabras?
Podría atreverme a decir que mis fotografías, gran parte de las veces, no hablan de sino que son para sentir. Intento que le hablen directo al alma. Por eso no suelo hacer fotografías de cosas que no sean amables, agradables, sanas o buenas, que no construyan.
Creo que el arte debería sacudir en el ámbito de las sensaciones, los sentires, entrar en el terreno de los sueños, los deseos y no, justamente, en la razón que es donde estamos todo el día.
Abrazo para ti y hay que buscar esas dos imágenes que te faltan!