
Una yunta de bueyes camina por la banquina de la ruta de asfalto, rumbo a unos alamos amarillos en el fondo. Lago Puelo, Chubut.
Cada año, cuando llega el otoño, nos inunda con sus colores. El paisaje se llena lentamente de manchones amarillos de los álamos. Aquí toman un color bellísimo, no sé si producto del frío o de mis anteojos con tinte rojo, pero bellísimo al fin. Si no me equivoco son de los primeros en cambiar su color.

Llamativos colores de los nothofagus en otoño en la cordillera. Rojos, naranjas, amarillos y verdes claros dan alegría a un paisaje de montaña. Una lenga anaranjada domina el cuadro dejando el bosque patagónico al fondo. Parque Nacional Nahuel Huapi, Río Negro.
Luego, lenta, pero muy lentamente empiezan a virar los nothofagus (lengas y ñires en esta zona, también raulíes y roble pellín por la zona de San Martín de los Andes). Los cambios de color dependen del clima, la fecha, la humedad y muchas otras circunstancias más que nunca entenderé, parece, pero es lo que hace que cada año sea diferente, con más color o más apagados, más rápidos o más lento.

Vista desde el Cerro Piltriquitron en otoño sobre una línea de álamos y sauces amarillos. Al frente el Rio Azul. El Bolsón, Río Negro.
Los últimos en amarillearse, si es que se me permite esta palabra, son los sauces generalmente. Ya no son tan llamativos como los anteriores, no sé muy bien por qué, si por superposición o porque quedaron superados por los rojos y anaranjados de los nativos, andá a saber. Sin embargo, coinciden con el final de los otros, y entre estos finales también se ven cosas lindas, como los álamos conservando las últimas hojitas amarillas en las puntas de las ramas, delineando el árbol.
Y en todo este proceso, que puede durar alrededor de un mes, se pueden ver en los pueblos o alrededores, muchas especies más dejando caer sus hojas, arbustivas y arbóreas, generalmente exóticas las de más bellos colores y todas contribuyendo a que el otoño, en donde vivo, sea la época más bella.

Lluvia sobre la laguna Huemul en otoño. Los Nothofagus ya terminando de perder sus hojas y los Berberis amarillos le dan color al paisaje otoñal. Lago Puelo, Chubut.
No me quedan más palabras que decir… gracias!