Hace una semana leía en un nuevo blog que crucé por ahí (www.simplifydays.com) que el multitasking te chupa muchísima energía. Es decir, estar en más de una cosa a la vez hace que drenes tu energía mucho más rápido. Los que me conocen, saben que yo suelo ser ultra multitasking, es decir, suelo vivir en diecisiete mundos al mismo tiempo.
Pero iré más lento, por si alguno está por ahí preguntándose: ¿Qué es el multitasking? En realidad es estar haciendo diferentes tareas al mismo tiempo en vez de una sola. En mi caso suele caracterizarse porque el hecho de que mi pensamiento no suele estar donde está el resto de mi cuerpo. Y, en algunos casos más reales, como es mi trabajo de escritorio, acostumbro estar trabajando al mismo tiempo con el programa de edición de fotografías, con el organizador, el de notas, el de correo electrónico, el Whatsapp de la computadora, el Facebook abierto al lado, escuchando radio y corriendo algún backup de paso. Todo esto mientras tomo mate, desde ya.
Siempre di por seguro que había personas que tenían la capacidad de poder vivir así (yo incluido), saltando de un lado al otro en su cabeza y en su vida real, pero hoy creo que no es así sino todo lo contrario, algunos lo manejan mejor y no caen en esto, otros directamente no logramos contenerlo y andamos por varios caminos paralelos al mismo tiempo lo que en mayor o menor grado conlleva a que el resultado de dicha tarea no sea nunca el esperado, ya sea como en calidad, en tiempo de realización o en ambas, además de costarnos un drenaje excesivo de energía.
No estoy contento con mi multitasking cerebral, y no es tan fácil evitarlo aunque sí creo que no es imposible. Y en los últimos meses me agoté de esta situación. Sin embargo, escribiendo la entrada anterior (la de poder mostrar el laburo) me di cuenta que hoy por hoy, la únicas actividades laborales donde el multitasking no invade mi vida es cuando estoy escribiendo o fotografiando. Puedo estar en un bar tirando palabras a lo loco y entre quien entre o pase lo que pase no me enteraré, tanto como cuando estoy con la cámara en la mano, trabajando, todo mi ser se centra en eso y, siendo lo más importante para mi en ese momento, el resto del mundo se esfuma. Invierto muchísima energía cuando estoy en esos estados y puede que sea eso lo que anula cualquier otra posibilidad de distracción, pero la sensación que tengo cuando el estado de concentración empieza a disiparse ya sea porque terminé el trabajo o porque se terminó el tiempo, es de satisfacción y hasta de una leve euforia por haber llevado a cabo el trabajo pendiente de forma centrada.
Traigo lo del multitasking a cuento por diferentes motivos: el primero fue porque me sorprendió ver, como siempre, que el trabajar en lo que uno ama hace que el mundo interior se ordene y fluya. Por otro lado, porque luego de haber vivido tantos años creyendo que era algo bueno descubrí que no, que a pesar que me permite resolver muchas cosas al mismo tiempo, no me deja rendir al cien por ciento en nada y el costo energético es altísimo. Y el tercer motivo, que es el que más me preocupa, lo trataré en la próxima entrada.
Querido amigo, ya logras la atención plena cuando fotografías y cuando escribes, dominas dos grandes momentos…quizás todos tenemos que aprender a fluir todo el tiempo y dejar de juzgar lo que hacemos, quizás es eso lo que impide el fluir. No soy multitasking, pero la concentración plena pocas veces la logro, sigo intentando todos los días, quizás algún día fluya!!
De eso se trata!!!
De probar… jeje, abrazo y gracias!
Quedamos a la espera!
Coincido totalmente hasta aqui
Ademas disfruto de tu estilo honesto.
Veamos el próximo.
Cariños: Maria Ines
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