Hoy pensaba qué pasaría si no pudiese mostrar mi trabajo. Y reconozco que, en mi caso, el poder exhibirlo es importante, pero no tanto como fotografiar en sí. Seguiría fotografiando aunque no pudiera mostrar jamás las imágenes resultantes, al punto que podría seguir haciéndolo aunque supiera que las imágenes que llegan al sensor de mi cámara se borrarán de la tarjeta a los quince minutos de grabadas. ¿Por qué? Porque mirar a través del visor o hacerlo directamente pero visualizando de la misma manera en que la cámara lo hará más tarde, permite que mi vista y alma se centren en un solo lugar, al menos durante ese pequeño instante, permitiéndome dedicarme pura y exclusivamente a ese menester.
Por otro lado, me encanta ver el mundo en dos dimensiones, el primer gran efecto de la fotografía en sí. El aplastar un mundo tridimensional en un solo plano, provoca que cosas lejanas y distantes se peguen y compongan juntas. Es una sensación difícil de describir. Por ejemplo, qué pasaría si la música que están escuchando en este momento en la vereda de enfrente se escuchara tan clara y perfecta como la que suena en este bar ahora? Si pusiera dos canciones con la misma intensidad y claridad nos daría como resultado algo diferente, sin duda. Es decir, ninguna de las dos canciones podrían seguir siendo ellas sino que la combinación de ambas creará una nueva. Deforme la mayoría de las veces, pero con un poco de arte, conocimiento y creatividad, podrían combinarse adecuadamente para crear algo nuevo con sentido. Y ese es uno de los tantos vericuetos de la fotografía, jugar con cosas obvias pero modificando la forma de verlas, de mostrarlas, de plasmarlas.
Como fotógrafo artístico, uno vive estas cosas al momento de la toma. Y es este instante el que no cambiaría por ninguna otra cosa y por el cual amo tanto mi profesión. Ya que es el momento en que el mundo tal como lo conocemos pasa a convertirse en una paleta inmensa con la que crearé un nuevo orden o con la que intentaré resaltar una nueva visión, un nuevo mensaje.
Amo fotografiar y también me fascina escribir. Vengo haciendo ambas cosas desde hace más de treinta años y siempre me esforcé para que salieran lo mejor posible. Mi prioridad no es que sean perfectas sino que esté yo en ellas. Y hoy me doy cuenta que lo que me hace bien de ambas es el llevarlas a cabo en sí, por el orden que le dan a mi alma y a mi vida.
¿Y en tu caso? ¿Podrías fotografiar sin tarjeta? ¿Podrías escribir hojas y hojas con tus pensamientos, vivires, sentires y, así como las terminaste, quemarlas en la estufa?
Destarjetados
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Prefiero manenerme al margen del problema humano en todo esto y concentrarme en
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Se necesita amor, para que el mundo camine. Y el amor no separa. Sino que une.
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Más acerca del autor

Lo seguirías haciendo porque lo vivis desde el alma. No podés vivir sin esa experiencia. Puede desaparecer la foto, pero sabes que tu poder creativo se renueva en la próxima-
Claro que te entiendo-
Besos, Uka