Diciembre suele ser un mes movido y este no fue diferente. Por un lado dos viajes bellísimos que, aunque no me crea casi nadie, fueron de trabajo y de trabajo intenso en ambos casos. El primero por la carretera austral chilena y luego a la meseta del lago Buenos Aires en Santa Cruz para poder observar el macá tobiano (si, es un pajarito que está entre que se va y se queda de este mundo…). El segundo a Pilcaniyeu, un pueblo en el medio de la estepa patagónica que ya habíamos visitado años atrás, con el fin de conocer parte de la flora de la estepa. En aquel momento había sido un viaje hermoso, y esta vez no fue menos, al contrario, superó ampliamente mis expectativas.
Ninguno de los dos viajes fue planteado originalmente como “expedición fotográfica”. El objetivo del primero era principalmente observar aves y el segundo con viveristas y botánicos para observar plantas. Lo que significa ésto es que la fotografía en estos casos pasa a ser una tarea de robar fotos mientras caminamos o recorremos. Sí, casi todos mis compañeros sacaban fotos, pero es muy diferente sacar una foto de recuerdo que intentar tomar una foto artística, principalmente porque esta última lleva mucho más tiempo. ya sea de preparar el equipo indicado (no es raro fotear una flor con un teleobjetivo por no tener tiempo para parar, sacar el macro, cambiar lentes, tomar la foto, cargar la mochila de nuevo y alcanzar la manada que está doscientos metros cuesta arriba. Esto en lo que se refiere al equipo, pero mientras uno discute internamente si cambia o no el objetivo, si se saca o no la mochila, si recurro o no al flash para intentar apagar o emparejar las sombras del inmenso reflector que tengo sobre mi cabeza en pleno mediodía con cielo despejado, también tengo que estar pensando cómo puedo resaltar artísticamente el sujeto que está frente de mí. Y mientras hago todo esto, una oreja parada intentando retener el nombre del sujeto, el común y el científico en el caso de las plantas, en el de las aves con el común basta generalmente, y poder anotarlo antes de que se me vaya de la cabeza al ver un nuevo sujeto.
Fueron jornadas de diez horas dale y que te dale, foto, sujetos, arte, anotar, agacharme, pararme, buscar, decidir. Sobre todo en Pilcaniyeu, donde la gran mayoría de los días fueron caminatas. En el primero intenté controlarme más ya que no conocía a mis compañeros de viaje (y temía que me odiaran muy rápido), pero en contrapartida, al ser lugares nuevos me asombraban y me detenían toda clase de aves, flores, hongos, paisajes…
Volví agotado. De ambos. Con unas dos mil tomas del primer viaje y unas mil del segundo. Pero donde se vislumbran resultados más que interesantes. Sin embargo, como en todos estos viajes, siempre vuelvo con la sensación de que si hubiera estado ahí al atardecer, la luz hubiera resaltado las piedras de una manera diferente y dándome un fotón que hoy no lo es por haber estado al mediodía. O qué pasaría si en vez de ser primavera fuera otoño? Si la bruma de la mañana cubriera el pie del glaciar dándome sólo el hielo de arriba? O un cielo cubierto con una luz suave en los mil cañadones bellísimos del sur de Chile?
Agradezco muchísimo las posibilidades que se me presentaron de viajar con los COA Tinticas y Diucón (los Clubes de Observadores de Aves) y las que cada años organizamos con el Grupo Asesor del Jardín Botánico Cascada Escondida, pero admito que me debo más viajes fotográficos, donde podamos darle prioridad a la luz, no sólo a la identificación del sujeto. El tema es que para eso necesito un grupo que se cope, que se prenda, que ayude a mover. Y acá se engancha la cosa con una entrada anterior (Carta a Papá Noel).
Tengo un inmenso listado de lugares para ir a fotografiar. Todos por acá, por Patagonia. Y no, la gran mayoría no podremos resolverlos en un fin de semana. Aunque sí hay una buena cantidad. No hay apuro, el verano no es buena época para fotear paisajes, bah, para fotear casi nada. Algunos lugares son para otoño, otros para invierno y otros para primavera. Así que se los dejo. Piénsenlo y sigan sumándose, contactándose a ver si podemos hacerlo realidad.