Hace un par de semanas viajamos a Trevelin, como la mitad de la población de la Comarca, para ver y fotografiar el cultivo de tulipanes en flor.
Había visitado esa chacra años antes pero las fotos resultantes no fueron lo que esperaba. En aquella ocasión, a pesar que me había encantado la variedad de colores y combinaciones de los tulipanes y sus formas, hice tomas en las que quise que se viera también el hermoso valle en el que está el cultivo. Y ahí, sentí, fue donde metí la pata. Ya que no fui ni un buen día ni un buen horario para fotografiar paisajes.
Por eso este año preferí probar un plan B. Y esto quiere decir que me dediqué plenamente a los tulipanes en sí, a sus colores, sus formas, sus combinaciones. Trabajé con el macro 105 mm por su apertura de 2.8 y también con el 70-200 que, aunque es un poco menos luminoso, me permitió “aplanar” las fotografías, trayendo los fondos y mezclándolos un poco más con los colores del sujeto. A su vez, me permitió cerrar el cuadro para evitar distracciones y, sobre todo, el resto del público que visitaba el lugar. Seguí con mi fanatismo de usar el diafragma bien abierto, para que la profundidad de campo sea muy corta y deje una parte de la imagen para recrear en la imaginación.
Sólo faltó un poco de tiempo, pero siempre pasa, cuando uno conecta bien.
Bellísimas tomas! Te felicito