Una vez tuve tanta pero tanta suerte que un pelícano me quedó a tiro con el 400. Tan pero tan cercano que su pico no me entraba entero si no ponía el cuadro en vertical. Y me encantó. Me encantó el concepto de que no quedara entero, ni el pelícano, ni el pico, ni el cuerpo ni nada. Y lo que era un pájaro se convirtió en una línea ascendente que me lleva a un ojo y otra línea pegada que desciende para que vuelva a subir.
Ese día saqué muchísimas fotos en el mercado de Valdivia, en su gran mayoría fueron de pelícanos ya que es un bicho que no está en nuestro país. Y de todas las fotos, todas ellas repletas de picos, bichos enteros, volando, posados, aterrizando o lo que fuera, ésta fue la que más me gustó.
Será porque es simple, bella y tiene algo de misterio?