Muchísimas veces hablo con amigos el tema de regalar el laburo. Con la típica excusa de “así me conocen” o “ahora no tienen guita pero en el próximo si la habrá” o posiblemente la de “son unos pibes / tipos que están empezando” u otras miles de razones, siempre alguien acaba mangueándote una foto para tal o cual cosa o un grupo de fotos o un tema de música o lo que sea que hagas con tu vida y tu arte. Y yo soy de la idea de que no hay que regalar el laburo, nunca, niente, never, bah, aunque ni yo mismo lo he cumplido a rajatabla si tengo que ser franco.
Tengo dos experiencias que me acuerdo muuuuy bien y son de diseño, no de foto.
El primero fue con unos amigos de mi viejo, estaban empezando un negocio familiar, necesitaban un logotipo para su nueva empresa. Recuerdo que estaba terminando la facu y laburé por una o dos semanas. Les encantó. Se los di. Nunca lo usaron. Al mes, vi sus prendas con otro logo, no el que yo les había hecho y corregido y teóricamente les había encantado.
El segundo fue apenas recibido. Con un amigo enganchamos un aviso en una revista de electrónica. Qué lo parió lo que nos costó, pero logramos hacerles un aviso con mucho diseño, mucha idea, quedó hermoso. Sabíamos que habíamos pedido poca guita pero como era nuestro primer laburo nos pareció que era una forma de abrir camino. Al cliente le encantó y, no solo eso, en la revista imprimió buenísimo. Al toque empezaron a llamar de todas las otras empresas que publicitaban, querían avisos diseñados también. Pero por más que lo intentamos, jamás nos aceptaron ni un presupuesto, lo querían exactamente al mismo precio que habíamos hecho el primero.
Entonces, ¿qué pasa cuando uno regala el laburo? ¿Por qué no lo aconsejo? Y aclaro, al regalar laburo no solo me refiero a regalarlo literalmente, sino a cobrar mucho más barato que el precio real establecido.
- No se valora
Es simple, no se valora. Fue lo que me pasó en el primer caso anteriormente descripto. Es decir, lo logrado sin esfuerzo no tendrá jamás el valor de lo que te tuvo ahorrando o laburando como loco para lograrlo. Pensá en esa pilcha a la que te costó un huevo llegar. O, más cerca, tu cámara, apenas la compraste era una maravilla, pasado el tiempo, ese lente de kit no sabés dónde metértelo porque es una soberana porquería. ¿Es asi? ¿Es tan malo? No, es que no te costó nada. Venía con la cámara, “te lo regalaron” y eso es lo que hace que no lo valores. Juro que ningún fotógrafo promedio podría decirme en qué se diferencia un 18-55 de kit de un zoom angular profesional.
Es muy común ver que ese laburo que regalaste, será reemplazado a los pocos meses o no usado o modificado por cualquiera. - Te pasan a conocer como lo que realmente mostraste que sos.
Es lógico, si les regalás el laburo o les cobrás barato para que te conozcan y así enganchar un cliente, puede que resulte. Pero será un cliente que te volverá loco con el tema de los precios. Y, si te recomienda a otros posibles clientes, lo primero que les dirá a ellos es que te insistan para que les bajes los precios, ya que él lo hace y le va bien. - Tu total de laburos con ellos es ese.
Típico, “ahora no tengo guita pero la idea es hacer un emprendimiento que moverá millones de dólares en…” Vos hacés ese primer laburo regalado o casi creyendo todo esto y, el segundo, lo hará otro nabo y el tercero otro y el cuarto… A ver, el costo de las fotos o el diseño dentro de un gran emprendimiento es tan significativo como el costo de un botón en un traje Armani, como el costo del espejo retrovisor de un cero kilómetro.
Entonces, no. Nunca gratis si querés que no sea al reverendísimo pedo.
Pero hay una alternativa interesante, que es la de trocar, en caso que el cliente realmente no pueda. Con los años, descubrí que el 99% de los muertos que vienen a manguearte algo de garrón, si tienen que mover un cuarto de dedo para que vos estés a su disposición gratuitamente por quince días, no lo mueven. Como ejemplo recuerdo de unos subsidios que daba un banco acá por la zona: ellos te daban la mitad de la guita pero la otra mitad la tenías que poner vos y antes que la de ellos. Con eso se limpiarían a casi todos los grandes ideólogos con guita ajena.
¿Cómo es esto entonces? Es simple, viene alguien y te cuenta que está necesitando que le diseñes una tarjeta personal con esa foto tuya que le encanta. Si no lo podés mandar a freir churros porque tenés algún tipo de compromiso de aquellos, lo que tenés que hacer es pedirle, por ejemplo, que llame a la imprenta y te averigüe bien qué especificaciones necesitan para lo que le vas a entregar. Sólo eso, una llamadita pedorra de cinco minutos. No la hacen. Nunca te llamará de nuevo, al menos por eso. Y si lo hace, le dirás que estás esperando esos datos. Jamás harán una llamada a una imprenta y te están pidiendo que labures una semana para ellos gratis.
En fotografía también se da, recuerdo casos de municipios que me han pedido fotografías y, como obviamente no tenían presupuesto para garparme, les he ofrecido cambiarlo por una noche de alojamiento o boludeces así que sé que ellos lo consiguen sin costo. Generalmente desaparecen. Es decir, lo querían gratis. Y eso que los que te lo están pidiendo sícobran por su laburo.
Por otro lado, pienso, si no tienen guita para pagarte una foto de dónde la sacarán para imprimir los folletos. Si alguien que está empezando un negocio no tiene guita para pagarte, digamos que o está empezando para la mierda o no tiene real idea de dónde se está metiendo o te está queriendo cagar. Hace años, por acá, hubo uno que se hizo casi todo un local con promesas y boludeo de ese tipo. Un verdadero capo. Y un flor de garca, desde ya.
Bien, si no hay forma de cobrar lo que corresponde, lo mejor es dejar el tema ahí y que busquen a otro gil. A ver, necesito paréntesis para definir “cobrar lo que corresponde”
(En fotografía muchas veces creemos que tenemos el mismo derecho y posibilidades de cobrar una fotografía impresa a todo trapo, es decir, un fine art print, unos dos mil dólares.
A ver, el derecho lo tenemos pero también lo tienen de mandarnos a la mierda. Entre los gringos casi no consiguen vender a ese precio, cómo podríamos nosotros que no tenemos el mercado de ellos, nuestra guita vale menos, y millones de razones más?
Lo mismo con las cesiones de derecho. Puede que un pibe que vaya a hacer un libro de naturaleza y necesite doscientas imágenes de bichos diferentes, no pueda pagarnos una fortuna cada una.
Al decir “cobrar como corresponde” me refiero a un precio que nos sirva a los dos. Y nos sirva realmente.)
Decía, si no hay forma que se rajen tras otro bobo y no te queda otra, tenés que intentar buscar un trueque justo. Es decir, cambiar tu laburo o material por algo que estés necesitando o que luego puedas comercializar por el precio que esperabas cobrar. Eso sería lo ideal.
Ejemplo simple, una fábrica de cerveza necesita una foto que vos tenés para un aviso en una revista local. Vos podés decirle que vale quinientos mangos o que vale veinte botellas de cerveza (supongamos que en el mercado las veinte botellas valen setecientos cincuenta mangos). Su costo por las veinte botellas puede ser como mucho de doscientos pesos, con lo que gana trescientos. Tu costo era casi nulo y comprar esas botellas te hubiera costado setecientos cincuenta, con lo que también te conviene. Es decir, ganan los dos. Salvo que no tomes cerveza, ahí perdés porque te la cagan tus amigos o familiares y no te la garpan. Por eso no troco con empresas de cosméticos.
Como con todo en la vida, en las propuesta de trueque encontrás ideas terribles también, me pasó por ejemplo, con dos websites turísticos. La idea de los primeros era que yo les prestara algunas fotos para su página y ellos que ya tienen público estable, me promocionarían. El segundo, estaba empezando así que imaginé que serían más humildes o tendrían más consideración, y me pedían lo mismo. Sabía que jamás les sacaría un mango a ninguno de los dos, tampoco un trueque de alojamiento a pesar que lo intenté. Pero como eran fotos hechas quise sacarme la duda así podría despotricar con conocimiento de causa y me metí no esperando nada a cambio.
Jamás nadie me dijo ni me contactó a través de ellos. Lo hice dos veces para verificar este punto con gene con experiencia y con los que empezaban y jamás pasó absolutamente nada, ni las gracias, desde ya.
También me sucedió en bares. Vos nos ponés las fotografías en sus paredes para que te sirvan de promoción y nosotros te mandamos la gente o les damos tus datos. Nop. Sólo decorás paredes ajenas y les ahorrás el que ellos tengan que invertir en eso. Y estamos hablando que pagaste impresiones, marcos y todo el boludeo, que no es poca guita.
Diferente si son fanas tuyos, ahí cambia la cosa. Un local tuvo algunas fotos mías por untiempo, pero se mudó y tuve que sacarlas. Al tiempo, cuando volvieron a abrir vinieron a la feria y me compraron fotos para las paredes del local. Es el día de hoy que me siguen llegando turistas recomendados por ellos. Y hacia allá irán las fotos que le sacaré al boliche anterior, porque vale la pena (Luz de Luna bistró, en Lago Puelo, se come de la hostia también no es que son bonitas sólo las paredes).
El casamiento de un familiar o el quince. Te garronean las fotos y se gastan cien mil en el resto de la joda. Pensalo bien. Que te van a recomendar? Acordate lo que te dije al principio, te van a recomendar como que agarrás viaje casi gratis. Y luego dirán, bue, si, no están tan buenas pero era casi gratis. Aunque las fotos estén impresionantes.
Vos sabés bien cuándo podés regalar tu laburo o bajar el precio. Realmente lo sabés. El resto es al pedo. Ahora, si lo querés hacer igual con alguien que no tenés obligación, sabé que: o no te servirá para absolutamente nada o ayudarás a otro que puede estar necesitándolo realmente.
Pero no compres la estupidez de que te va a pagar en un futuro o te va a dar futuros laburos, te va a recomendar o que finalmente te van a conocer y van a rogar que les vendas lo tuyo.
No. El mundo se está cocinando por otro lado, digamos más bien que entre la ambición de ganancia ilimitada y el ultranarcisismo no resuelto.

Un bosque de cipreces de la cordillera (Austrocedrus chilensis) se asoma entre la niebla de invierno.
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