
Hongos del bosque andino con amplio margen para uso editorial.
Hace muchos años un amigo me preguntó si sentía que había cambiado mi fotografía, ya que él veía un cambio tanto en mi forma de fotografiar como en mis sujetos en si. Obviamente le dije que NO (y lo dije convencido). Pero más tarde, pensándolo mejor, me di cuenta que tenía razón.
Había empezado con la fotografía de naturaleza por el mero amor a la fotografía y a la naturaleza, disfrutando cada minuto en el entorno natural, disfrutando cada caprichosa o suave forma que encontraba en el bosque y, desde ya, disfrutando cada toma. Tuve la suerte que en no pasara mucho tiempo hasta la venta de mis primeras fotografías a una editorial y luego ofrecerlas a los turistas en la Feria Regional de El Bolsón. Esto terminó de cerrar todo el círculo: la feria me daba la posibilidad de exponer mi mirada tres veces a la semana y, a su vez, me permitía comerciar mi trabajo y vivir de eso. Excelente.
Un par de años más tarde llegó la pregunta de mi amigo. Y un poquito después, comprendí que sin darme cuenta, SI había ido modificando mi fotografía, pero no por evolución de mi técnica solamente, lo cual desde ya que había pasado sino que se había convertido en una “fotografía más rentable” que “interna”. Es decir, al momento de buscar las nuevas fotos o imágenes, empecé a tener al público en cuenta.
Qué significa esto? Si intentara dar un ejemplo más gráfico podría decir que comencé a fotografiar flores enteras en vez de detalles, porque rápidamente vi que el público prefería éstas y entonces, era eso lo que hacía que se vendieran más. Comencé a fotografiar y vender más paisajes, típicos, obligados casi.
Tardé unos cuantos años más en poder reencontrarme. Y admito que no lo estoy del todo todavía. Hoy, la mayoría de las fotos que tomo salen de mi interior, es decir, son un reflejo de lo que veo o siento ante un sujeto nuevo, pero todavía hay algunas que tomo porque servirán para otro propósito o porque sé que a la gente le gustarán, les serán más digeribles y eso ayudará a pagar las cuentas.
La gran diferencia es que hoy por hoy estoy pudiendo lograr separar la paja del trigo, saber cuáles son las que hago por trabajo o para el público y cuáles son las que hago para mi, las que siento más auténticas, las que reflejan mi voz interior, las que me encantaría que se comprendieran, aceptaran o valoraran tanto como las otras, pero que generalmente tienen una altísima probabilidad de fracaso justamente por eso mismo, por ser absolutamente internas y no haber sido “traducidas” al lenguaje común. Pero este es un tema que dejaré para otra entrada para que no se haga tan denso.
Sin embargo, te invito a que pienses qué tipo de fotografía estás haciendo, la que te hace feliz o la que te aprueban en las redes sociales? ¿o tenés la suerte de que ambas sean la misma?
Te entiendo perfectamente Leo, a mi me pasa similar. Como vos decís, mis fotos más queridas o las que más me gustan o satisfacen en lo personal, suelen ser las menos populares… Más de una vez me han dicho [pero vos tenes fotos mejores[ al ver fotos mías publicadas, o que ganaron algo porque justo el jurado tenia la misma locura que yo, jaja, Pero que es una foto mejor…, eso es muy relativo….
Te dejo un abrazo y espero tus nuevos post siempre entretenidos y para quedarse rumeándolos un rato!
Gracias Darío, todo un honor que estés leyéndolos!
Y agarrate para el que viene… Abrazo!
Que pregunta!!!
Pero como siempre cuando te leo, me quedo pensando. Gracias.
…Clarísimo.
Muchas gracias.