Y pasaron nomás los quichicientos años que faltaban para llegar a los 50. Y hoy estoy ahí, y ya.
Y en verdad, cincuenta años te dan más de gratitud que de experiencia. Te dan más de entender que de exigir. Y el mundo sigue rodando y uno, acá adentro, rueda con él. Cada día, sin parar ni detenerme. Pero que finalmente pasaron. Y lo hicieron junto a mucha pero mucha gente. Gente que hoy reencontré con Facebook, como gente que no, que siguió con su vida y nuestros carriles jamás volvieron a juntarnos.
Millones de años pasaron, desde los lejanísimos carnavales en Venado Tuerto, como los hermosos veraneos en el club, los primeros bailes, las primeras chicas y vaya a saber uno cuántos otros recuerdos de aquella época. La secundaria, el barrio y luego la universidad, la primera y la segunda. Y los laburos, los vaya a saber uno cuántos trabajos por los que pasé y finalmente los viajes, los eternos viajes por el mundo buscándome. Una hermosa época que, por suerte, también terminó. Como tantas otras cosas hermosas que finalmente fueron. Hermosas pero que justamente necesitaban terminar. Y hoy el día llego y a pesar que hicimos mil planes para que no fuera así, llegó como otro día más. Fue así por las lluvias, que no nos dejaron escaparnos. Pero hoy me alegro de eso. Cuando uno puede pasar su cumpleaños de cincuenta, que cayó en lunes, y decide hacerlo viviendo lo que sería un día normal. Y se da cuenta que su día normal es la idea de perfección que uno tiene de un día, es que los cincuenta realmente rindieron sirvieron (acá tengo que admitir que mi amor madrugó para llevar a la niña al cole y yo me quedé torrando, cosa que no es de día habitual… J.
Si tuviera que pensar ahora mis agradecimientos para esta noche, creo que lo primero y lo que más agradecería, además de estar con mis amores como cada día, es haber tenido la posibilidad de leer y responder uno y cada uno de los saludos por mi cumple. El tener la posibilidad de leer cada saludo, desde el simple y común “feliz cumple”, hasta el extenso y dedicado saludo de amigos que hace millones de años no veo.
Y me gustó tener el privilegio y la posibilidad de agradecerle a cada uno, aunque en muchos casos parezca que estoy agradeciendo solamente sus líneas, realmente lo que estoy agradeciendo es el estar, el estar ahí. El tomarse el tiempo, el tiempo necesario para parar, para pensar, para mover. Por haberse tomado el tiempo y haber dedicado, en otro momento de su vida, a pasar un rato conmigo, bancándome, acompañándome o lo que fuera. Putas que es grosso eso.
Así que dese acá, desde este pequeño lugar en el culo del mundo, quiero agradecerles ese gesto, ese guiño, ese abrazo. Estoy y soy otro más, otro más de los millones de seres que pululan por el mundo, pero que tuvo la suerte de cruzarse con otros seres como vos. Haya sido en la situación que fuera, como familiar, como amigo, como cliente, maestro o, posiblemente, como un eterno desconocido con quien cruzamos lazos en este extraño mundo virtual llamado internet.
Salud amigos.
Brindo por este día donde tuve la bendición de poder agradecer mucho más que un centenar de veces.
Brindo el que se hayan tomado un minuto para, simplemente, salir del eterno submundo que creamos cada día y acompañarme en mi cumpleaños número cincuenta.
Salud y paz.
Leo
Me alegro de lo que sentis! Beso grande.
Feliz cumple Leo!!!!
Gracias Gastón!