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Incendios.

Leo Ridano · marzo 28, 2015 · Fotografía · 0 comments
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En el revistero acabo de ver una revista, se llama “Vida Salvaje” que habla de caza, pesca y no sé si algo más porque, desde ya, no pasé de ahí. Y, pensando no sólo cómo puede haber toda una revista que hable de la matanza de bichos libres sino que además se venda, me vuelvo a encontrar con la recurrente idea de que por que no pensemos igual no quiere decir que estemos equivocados. Y si ninguno está equivocado, menos aún serán unos tarados, enfermos mentales, hijos de puta o como se suele llamar a la persona que piensa diferente. En este caso en particular, podría decir que aunque decididamente no comparto lo que piensan sí creo poder entender porqué les gusta. Debe ser muy interesante la estrategia, los preparativos y el equipo que se necesita para cazar, no creo que sea muy diferente a lo que es la fotografía de animales silvestres y también ahí, cuando más grande y mejores cuernos tenga, mejor. Lástima que, a diferencia de la foto, una vez que fue cazado no se levanta de nuevo y sigue todo normal. Lo mismo con el flyfishing y otros tipos de pesca con devolución, equipo que vale fortunas y toda la poesía de qué moscas se necesitan y como encarar la pesca, de acá, de allá, con flotada o lo que fuera. Horas tirando y viendo la curva del sedal (esa parte me encanta, ya que la siento más gráfica que Hitleriana) hasta que una pobre naba o nabo con hambre (o por angurrienta/o) se manduca la mosca y empieza la lucha, de un lado por sobrevivir, por escapar, por liberarse (gracias a Dios las truchas no tienen Facebook) y por otro lado, un ser humano (o ser humana) utilizando todas sus estrategias para dominar al pececito y llevarlo hasta sus manos. Peleas que duran un rato en la que si el pescador no puede solo, seguro que alguno se aprontará para ayudarlo, en cambio si la truchita no puede cortar el sedal que se joda. A la larga esta historia casi siempre termina con una selfy con la presa, besito, mimito y sin alcohol iodado siquiera, de vuelta al lago a ver si puedo volver a estresarte alguna otra vez un poco más. Me parece patético y hasta prehistórico, pero también creo entender a la gente que lo practica e incluso, si no implicara muerte y martirio, creo que hasta podría gustarme.

También está el caso de los conductores a los que le encanta llevarse puesta una liebre si ésta justo se le cruza en el camino (para dejarla ahí generalmente, ya que ni siquiera les interesa comérsela). El haber tenido la rapidez de reflejos para aplastar una rápida liebre con la rueda de su chata los hace sentirse superiores (superiores a la liebre, desde ya) y a pesar que calculo (y me alegra) que el karma se encargará de ellos, creo que también puedo entenderlos si hago todos mis esfuerzos por ponerme en su lugar.
Desde fines de enero hay fuego en mi región. Más arriba, más abajo pero hay fuego. Todo intencional. Parque Nacional Lanín, El Turbio, Cholila, Lago Puelo, El Hoyo, Parque Nacional Los Alerces… Nada de lluvia, así que no hay forma de pelearlo, a lo sumo intentar cuidar que no llegue a las casas, cosa que hasta ahora, por suerte, casi siempre se logró (me pa que en Cholila no, pero no estoy seguro). Y cuando parece que la historia afloja un poco, prenden fuego en otro lado y todo sigue o vuelve a empezar.
He leído en medios tan confiables como Facebook o los medios impresos -es decir, nada- que fue por una pelea de familias, un problema de tierras, una conspiración indígena y no sé cuántas cosas más. No tengo idea cuál será la cierta, tampoco cambia mucho lo que pueda hacer al respecto. Como con la caza, la pesca, el asesino de liebres, los homicidas, los genocidas, los de Boca y no sé cuántos horrores más que ni tengo ganas de nombrar, siento un rechazo absoluto por lo que hacen, pero en este caso, por más que lo intento no logro entenderlo. Ni un poquito siquiera. Por eso no quería escribir nada en el blog al respecto.
No conozco ni un bosque que le haya hecho mal a alguien, que pudiera ofenderlo, que amenazara a una persona. A lo sumo le da oxígeno y belleza. Por eso me choca tanto esto. Este año había dicho que no me calentaría si hubiera incendios, no me enojaría y admito que, a pesar que ya es suficiente, sigo igual. No me enoja. No, más bien me da tristeza, pero no por el bosque ya que creo que  en algún momento logrará recuperarse, sino porque siento que seguimos meando para cualquier lado y ni nos damos cuenta.
Lo único que se me ocurre es que alguien creyó que prendiendo fuego podría lograr un objetivo, y posiblemente lo haya logrado aunque el costo esté siendo demasiado alto. Alto para la vida natural, alto para el mundo, alto para los pobladores, los animales, los seres vivos. Un costo muy alto para los municipios, la provincia o el país, quien sea que ponga lo que haya que poner para intentar combatirlo. Altisimo para los brigadistas, los voluntarios y ni hablar de los pobladores, que vieron y ven (y en muchos casos más de una vez), como pueden perder todo lo construido durante toda una vida en segundos.
La persecución de un objetivo sin considerar los medios utilizados, los daños colaterales, es lo único que siento que me acerca a creer que podría comprender a los incendiarios. Me entristece muchísimo que alguien, en su cabecita, pueda llegar a creer que eso sirva, pero por otro lado, es lo que se viene utilizando hace muchos años ya como forma de lucha. Es la forma de convencimiento por la fuerza, de patotero nomás. Y cada vez es más común, donde si el resutado no sale por las buenas lo hará por las malas. Y no me importa que esto involucre seres que no tienen nada que ver con el problema en si.
 E10758FTw
Por cosas ajenas a todos estos temas, en estos días tuve que escribir más de una vez mi Declaración de Artista, y me parece que dárselas a leer es la mejor forma de explicarles por qué no saqué ninguna foto del incendio esta vez.

Declaración de artista.

A través de mi fotografía quiero acercar la naturaleza a la gente. Pero no solamente mostrarles un paisaje esplendoroso o aquella extraña orquídea que casi no se encuentra, sino también la impecable belleza del solitario paisaje de la estepa, la inusual morfología de los hongos o los curiosos y hermosos detalles de las flores más diminutas. Esa naturaleza con la que convivimos a diario y jamás nos detenemos a mirar.

Porque siento que desde chicos nos fuimos acostumbrando a estar atentos, principalmente, a lo llamativo, lo grande, lo importante o lo chocante, dejando de lado lo habitual, lo común y lo cotidiano a pesar que esto sea “solo” lindo, imprescindible, grato, chico o absolutamente normal. Pero es justamente ahí, en lo que vivimos cada día, donde transcurre y transcurrirá gran parte de nuestra vida y siento que es importante que aprendamos a disfrutar y sorprendernos de esa cotidianeidad: de los hermosos atardeceres que vivimos cada día, de las más delicadas flores que tenemos el gusto de ver u oler, de los extraños insectos que conviven en nuestro ámbito o de los dulces movimientos de las aves al migrar, por nombrar solo algunos.

Porque cualquier lugar donde vivamos será todos los lugares ya que el patagónico querrá viajar a Buenos Aires tanto como el porteño querrá visitar Patagonia y esto ser repite en casi todas las personas del mundo. Y creo que difícilmente podamos apreciar un nuevo lugar si no sabemos disfrutar el que habitamos cada día.

Me dedico principalmente a la fotografía de naturaleza, abarcando desde los más grandes paisajes hasta las pequeñísimas esporas del más diminuto hongo, pasando por aves, mamíferos, plantas, piedras, caracoles y tantas de las tantas cosas lindas y agradables que forman nuestro querido planeta. Y digo “lindas y agradables” porque creo que lo negativo, lo feo, lo catastrófico y lo problemático no solo no es natural, sino que ya tiene demasiada difusión; al punto de ser confundido, muchas veces, con el mundo real. Y no quiero contribuir con esa idea.

Es por eso que estaré satisfecho si mis imágenes logran aportar algo positivo al mundo en que vivimos. Ya sea transmitiendo paz, esperanza, amor; que puedan provocar una sonrisa, una nueva idea, una reflexión o que simplemente sean, al menos por un rato, un oasis en medio del trajinar diario. Porque de esa manera siento, vivo y llevo a cabo mi arte, con la firme intención de que contribuya para lograr un mundo mejor.

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  1. Entiendo tu ‘no entender’ ante ciertos comportamientos humanos, Yo tambien vivo rodeada de bosques y ,por ende, la caza es un deporte muy difundido e intocable. Ni que hablar de los Toros. Tambien los incendios son habituales, algunas veces accidentales por idiotez, o por restos vidrio que actuan como lupas, otras por quema de rastrojos que se vuelve inmanejable, a pesar de estar prohibidos.

    Pero hay otro que cuando lo escuché por TV me dejó helada: La enfermiza adicción al fuego de parte de algun bombero. Probado.
    Todas forman parte de la naturaleza humana, mal que nos pese.

    Vos segui haciendo lo que haces tan bien, fotografiar la vida.
    Besos.

    Uka · marzo 28, 2015
  2. uh, hacia mucho que no te leia tanto, despues de esto , que decir, lo que pienso yo lo escribiste vos, gracias por estas palabras, indignan duelen y dan esperanzas un combo, es decir La Vida”.
    Abrazo.

    alicia · marzo 28, 2015

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