Buen día gente, cómo están?

Antes que nada, espero que hayan empezado muy bien el 2015 y, en caso de que esto no haya ocurrido, es decir, que no haya comenzado demasiado bien, tengan en cuenta que la mala racha es debido al mismo elefante que los está meando desde el año pasado, no uno nuevo. Ya que, y ojo con la novedad, lo del paso de año es simple marketing, al menos en lo que se refiere a la suerte. Ahora, en cuanto a proyectos aunque parezca más o menos lo mismo, creo que no, que es más bien algo así como “el lunes empiezo la dieta” (ups, hoy es lunes y me manduqué 4 galletas dulces con el cafecito del mediodía).

El otro día me colgué un rato pensando en esto del cambio de año, el cambio de onda, el cambio de proyectos, el fin de las infelicidades y comienzo de nuevas esperanzas. Y con eso, me fui a los cambios en si, a los cambios en las relaciones (en el “prometo cambiar”) o los cambios en los trabajos (“este año me lo voy a tomar más tranqui” o “no le voy a dar bola a mi jefe” u otros tantos). Y como hacía unos días había sido momentaneamente enfrentado al Gourmet channel (mientras morfaba un chegusán de salenami en un bar), mezclé toda la info con la que llegué a la siguiente extraña línea de pensamiento:
a.- Si pongo pan abajo, mayo, dos fetas de jamon, dos de queso, mayo y pan arriba, tengo un sanguche de jamon y queso.
b.- Si pongo lo mismo pero con una sola feta o una de uno y cuatro del otro, sigo teniendo un sanguche de jamón y queso.
c.- Ahora, si lo que realmente quiero es un sanguche de salame y queso, voy a tener que modificar algo antes de hacer mi sanguche.

A lo que voy es que:
– Mientras siga mezclando los mismos ingredientes en las mismas proporciones voy a tener más o menos el mismo resultado.
– Si mezclo los mismos ingredientes en distintas proporciones, voy a tener algo muy parecido y casi indistinguible de lo anterior.
– Si lo que realmente quiero, es un verdadero cambio, deberé modificar un ingrediente me guste o no.

A lo que voy es que, en vez de rogar que el 2015 sea mejor, además de rogar (que nunca viene de más) deberíamos modificar nuestros comportamientos equivocados, que no nos gustan o los que provocaron que el 2014 fuera lo que fue para algunos.
Es decir, si no me gustan los fideos debería dejar de cocinar fideos.
Si tu laburo no te gusta, cambialo, o busca otro, empezá a hacer lo que soñaste (antes de dejarlo, así no estás hasta las manos con la guita), aprendé un nuevo oficio, qué se yo, hay millones de alternativas, tantas como seres humanos.

Y si vivir en donde vivís hace que todo se complique mudate, qué se yo, parece más complicado de lo que realmente es, es decir, qué es más difícil, mudarse o vivir veinte años para la miércoles o pensando que el año siguiente va a cambiar porque finalmente Dios se acordará que uno es bueno, o bah, al menos no es tan malo como el vecino de al lado y entonces me dará la posibilidad de tener un ascenso que lo único que logrará es que tenga más guita con el doble de responsabilidad y, obviamente, el doble de gastos.

Sé que es más fácil escribirlo que vivirlo, pero quiero que lo veas así. Si estás disconforme con tu vida y no hacés nada para cambiarlo, hay algo patológico ahí, o masoquista, qué se yo. Y todo el resto son huevadas. Huevadas que, desde ya, no es fácil vencer, pero huevadas al fin.

Así que este nuevo año, si queremos sanguche de milanesa, dejemos de poner jamón entre los panes, puede ser? Te juro que hay un montón de milanesas dando vuelta, sólo tenés que creer que es posible.

Abrazo grandote

PD: La foto es de Castro, en la isla de Chiloe, en Chile, donde fuimos a empezar el año con la familia.