Jamás creí que diría esto, pero unos cuantos años después de empezar a fotear en serio, me di cuenta que lo que suelo fotografiar mayormente es mi visión “comercial” o “profesional” de la naturaleza.
Una visión que no es del todo mía, sino que es una reinterpretación de millones de voces o de imágenes ajenas, mezcla de “esto se fotografía así” con “qué buena foto de cascada!” y cosas así. Es algo que fue armándose con el tiempo, imagino que producto de ofrecer mis fotografías en la feria. Eso me fue llevando a producir material “más vendible”, más aceptado por el público en general. Pero, posiblemente, menos representativo de mi voz interior.
Y noto que gran cantidad de las fotografías que veo, ya sea en internet como de conocidos van por ese camino, mezcla de émulo con copia directa, inspiración con decimequediafragma pongo, o el profe dijo que esto eras así y ni a palos lo cambio… y esto ocurre vendan o no vendan, ofrezcan al menos o ni eso.
Pero ojo, como todo, no creo que sea malo, simplemente me parece buenísimo enfrentarnos con nosotros mismos y ver si lo que estamos haciendo nos satisface, no solo desde un punto de vista visual, sino también desde un punto de vista interior.
El tener una hija preadolescente hace que vuelva muchas veces a esa época de mi vida, al hablar con ella o al intentar ponerme en su lugar. Y ahí es donde encuentro muchísimo de movimiento en grupo, en masa, todos iguales, hablando igual, luciendo igual (incluso cuando queríamos ser diferentes éramos todos “igualmente” diferentes). Es como la moda.
Nunca pensé que sería tan complejo salir del patrón, salir de lo aceptado e intentar la voz propia. Y viéndolo desde este lado, entiendo que el “me gusta” de Facebook o las demás formas de aceptación de redes como Twitter, Google+, 500px, whytake o vaya a saber cuántas más, no son más que otra forma de ver si hacemos lo que los demás esperan de nosotros, siguiendo el estilo que más se acepta, es decir, lo conocido, lo que va, lo que sirve y eso, nuevamente, hace que apaguemos nuestra voz interior.
A dónde intento ir con toda esta cháchara?
Que al ver mi “estado” profesional comparado con otros fotógrafos, siento que empecé treinta años tarde o que algo está pasando porque hay gente que logra un estado de arte impresionante en pequeños lapsos de tiempo. Traducido sería, ups, ya no llego ni de casualidad a ser un ………… (llénese con el héroe favorito de cada uno).
Y, al ver eso, me doy cuenta que aunque quisiera ser un Ansel Adams, un Caponigro, un Cartier Bresson o cualquiera de esos monstruitos, jamás lo sería porque no soy ellos. Ni siquiera un Mike Moats, un Floris van Breugels, un Ian Plant y estoy nombrando personas actuales al azar.
Lo único que puedo aportar a la fotografía desde mi lugar es lo que soy.
Es más, me cansé de hablar de mi: lo único que podés aportarle al mundo es lo que sos.
El resto de tu vida y de tu dar son estadísticas, costumbres, huevada, moda o economía, como para nombrar algunas nada más y que, de nuevo repito, no son malas, son parte de tu vida tanto como de la mía, pero no son parte del arte de cada uno.
Entonces, si mirás tus fotos, tu obra tu vida, podrías decir: esto soy yo. Esto me expresa. Fotografío lo que quiero, como quiero y eso me llena. Hago lo que soñé, lo que creo, lo que amo. Como diría David DuChemin: ¿te estás permitiendo pintar fuera de las líneas que marcan el contorno del dibujito, si es eso lo que querés?
No me quedó muy claro. Esta foto no es como otras tuyas, pero es tuya. Te sacaste un AS de la manga? Leo, es fascinante. El cielo, el agua, las ondas y esa bruma misteriosa.
Me knockeaste !!
Para mi, tus fotos ya tienen un sello propio que se ha ido “definiendo” mas con el correr de los disparos. Muchas gracias!