Muchas veces me pregunto por qué me encuentro tan frecuentemente con la pregunta errada que logra, obviamente, una respuesta ridícula. O larga. O giratoria, vueltera, como le dicen. O vaga… Lo peor es que siempre doy una respuesta cuando quizás, sólo tendría que callarme.
¿Cuál sería una pregunta errada?: ¿Qué equipo usás? es, por ejemplo, la más común. ¿Era así? ¿Usas photoshop? ¿Este lugar es tan lindo que cualquiera saca fotos, no? Y así como éstas, hay muchas más. Con el tiempo fui comprendiendo que era una forma de hablar de SU equipo o de justificar mis fotografías por las herramientas que usé al tomarlas.
Pero no es esto de lo único que quiero hablar hoy. Sino de la inmensa relación que, como fotógrafos, tenemos con nuestro equipo. Eso de ser medio artistas y medio nerds, es una característica casi única dentro de las ramas más conocidas del arte. Y para llevar esto adelante, necesitamos saber de ambas cosas (del arte y de la técnica, por quedarme solo con dos), lo que muchas veces logra que nos quedemos a mitad de camino.
Es muy difícil tomar fotografías si no sabemos usar una cámara. Si, ya se, es logico, pero no crean que es tan obvio. Tons, lo primero que hacemos es aprender a utilizar la cámara o tomar un curso básico que nos enseñe esto. Y cuando egresamos, ya está. La joda es que el chiste no termina ahí, nos falta la otra mitad que es conjugar nuestro “arte” con esa herramienta. Y es en esta etapa, en donde perdemos el 80% de las personas dueñas de cámaras fotográficas. Pero ojo, no porque no les interese, sino porque me parece que nadie les contó que había que meter algo de uno, antes de apretar el botoncito si querían trascender la foto registro de la abuela, del barrio, del chiste de ocasión o de lo que fuera. Igual, no pasa nada. No trauma a nadie. Todo bien.
El tema es cuando nos queremos convertir en “artistas” o si el término es muy squeezzeee, en comunicadores, en personas que se expresan o, mejor aún, en personas que quieren ser intermediarios entre el que nos dicta las letras y el mundo habitual. Y, upa, si, me metí con eso, creo que venía zafando hasta ahora pero no más.
¿A partir de cuándo se relacionaron el ego y el arte? ¿Desde cuando hay artistas que se creen Dioses, descubridores o el profeta que el mundo estaba necesitando? ¿Cuándo dejamos de ponerle pilas o, al menos, de creer en lo que teníamos que comunicar? ¿Cuál fue el momento en que “la belleza” pasó a ser tan aburrida como una lista de supermercado? ¿Desde cuando un arte sin “preguntas” no vale la pena? Juro que compré esta idea por un mes o por un mes y medio y hasta me lo replanteé. Pero no, siento que ya tenemos demasiadas preguntas, demasiados dramas, demasiadas historias que nos mantienen atrapados todo el día a mil, intentando resolverlos o preguntándonos cómo se resolverán. Y por si faltan, tenemos más historias en la tele, en los diarios, en las revistas, en la calle.
El guión de un film, que antaño podía lograr una buena película, tuvo que transformarse en una exageración de monstruosidades para que atrape al espectador actual. Y al decir monstruosidades me refiero a asesinatos cada vez más creativos, guiones cada vez más predecibles o al punto de incoherentes, tetas cada vez más grandes, o explosiones, balazos por doquier. Y si es con más tetas mejor. Y si no alcanza, un psicópata con un espiritista… Y en la fotografía veo sangre también, mucha sangre, mutilación, pelotudeo. Veo mucha denuncia que ya fue denunciada dos mil millones de veces y ahí sigue, homenajes que no les interesan ni a los homenajeados o muchísimas cosas raras por el solo fin de ser raras para que las veamos y pensemos que son raras y que, con suerte, mil tipos imiten y pasen a ser comunes hasta que otro busque una nueva cosa rara. Y por si no se ve las agrandamos. las exageramos y no sabemos cómo sobresalir entre los miles de millones de pibes en todo el mundo haciendo lo mismo que nosotros.
Y la pregunta correcta, quizás sea: ¿dónde está Dios? Ese Dios que representa para cada uno, se llame como se llame, ese ente superior, es que se refleja en la simpleza y en la perfección de la naturaleza, ese que a veces se transforma en la respuesta que viene de golpe, en la energía suprema, en el hálito de inspiración, en la musa, la conexión o, simplemente, en la paz.
O más bien, quizás preferiría que me pregunten, ¿dónde encontrás a Dios?
Aunque yo no lo sepa, creo que fruto de esa charla podríamos lograr fotografías mucho mejores.
Guauuuuuu!!! excelente, un placer leerte y mirarme con tu pregunta!
Me alegro! Y, decididamente, te ganaste el título al lector del Blog más austral de todos! Abrazo desde la cálida Patagonia!
No te voy a preguntar dónde está Dios, le sacas fotos continuamente. Tambien lo vemos en el espejo, jaja
Un beso
Joder, no sabés cómo posó ayer. Cuando vuelva la luz a casa bajo las fotos a ver si la semana que viene puedo mostrárselas….
Gracias por el post, Leo. Coincido con Iván, un placer leerte.
Gracias Mónica. Un gusto que lo sea.
Donde esta dioooooos?! muy buena la escritura catártica Leo. Abrazote
A veces Dios es más fácil de encontrar que otros… Por ejemplo, ahora, no puedo encontrar al de la calefacción para que me arregle la caldera (y cada noche me cagu de frío…), tampoco al que cortaba el pasto y menos al del alambrau…
Cuando te ponés a pensar, Dios, no es tan difícil de encontrar (y ni hablar que es mucho más barato…)
abrazo!