Hace unos 40 años que habré sacado mi primera fotografía, quizás poquito menos, unos 38 diría.
Y desde esos 38 años a esta parte no he tenido la suerte de tener muchos “maestros” en lo que se refiere a fotografía.
Hice algún que otro curso en fotoclubes de Buenos Aires, en el primero tuve una sarta de “artistas agrandados” que eran bastante desagradables, en el segundo un tipo copado del que puedo decir que lo que mejor hizo fue devolverme la fotografía a esa edad más adulta y conectarme con ella de otra forma.
Todo lo que se vino de libros, los de Kodak cuando era chico, las revistas que encontraba, alguito que puede haberme explicado papá o el nono, no mucho más.
De más grande pude comprar libros más pulentas, de fotógrafos grossos. También estudié diseño gráfico y vaya que eso influyó en lo que es mi fotografía actual. Y más libros. E internet.
Y de golpe, venido de la nada o, más bien, atraido por los condoritos que tenía en mi puesto de la feria, apareció el Canu, vestido con su largo abrigo adidas todo negro y con rayas blancas, es decir, vestido de cóndor invitándome a compartir con él y su esposa, Silvia, un viaje a Paileman, lugar donde pocos días más tarde tomaría fotos que jamás había soñado siquiera.
Entablamos una relación de esas típicas de adultos, un mes juntos, un año sin vernos, llamarnos todos los días o una vez por semana salir a fotear durante tres meses hasta que de golpe se complicaba y no nos veíamos más por medio año.
Un tipo que sabe fotografía en serio. Desde chico y, siendo fotoperiodista, vaya que sabía acerca del momento, del instante, de la composición… Muchísimo aprendí de él, es más, podría decir que fue el causante de mi verdadero paso a fotógrafo en serio.
Ambos amantes de la fotografía, de la tecnología y de la naturaleza, nuestras charlas eran un ir y venir estresante para cualquier “externo”: pasábamos de la versión de Android a qué comen los Patos de Torrente, mientras me mostraba como apretar el disparador sin mover toda la cámara o el nuevo menú de su telefono con el que cargaba las fotos en raw…
Tipo lleno de cuentos, cuentos divertidos, novedosos. Creo que yo necesitaría unas 6 vidas de las mías para vivir lo que el vivió en sus primeros 40.
Hace una semana, más o menos volcó con el auto volviendo a Bariloche. Y luego de una semana en terapia intensiva, falleció hoy a la mañana en Cipoletti.
Y yo no lo puedo creer.
Si todavía teníamos que ir a fotear al Macá tobiano, seguir un poco más a los patos de torrente y vestirnos camuflados para que no nos vean los patos ni vernos nosotros…
Canu, desde este humilde medio, te agradezco muchísimo todo: tus actuaciones, tus historias, tus poses, tus enseñanzas, tus payasadas, el acompañamiento en los fríos días de foteo, el ayudarme a descubrir la verdadera fotografía, los cuentos inventados, los agrandados, los achicados… todas tus virtudes y como vos decías, todas tus miserias. Tus silencios y sigilosidades en el acecho de los sujetos mientras yo hacía toda clase de ruidos y hablaba sin parar y tantas otras cosas…
Gracias Canu.
Gracias por haber sido mi primer gran maestro.
Te mando un abrazo de cóndor y, como vos decías siempre:
Salud.
Leo, tengo el corazón apretado, no se que decirte. Te abrazo en este incomprensible momento. Guardá ese tesoro que te dejó y seguro que su recuerdo te seguirá guiando en lo que haces.
Que lindas palabras Leo… la verdad que es algo que aun no caemos de que ya no esté entre nosotros, no lo conoci personalmente, pero si de comentarnos algunas cosas por el facebook, y unas cuantas invitaciones que nunca pudimos cumplir por una u otra cosa… y como he puesto ya en varios comentarios sobre Hernán, digo que desde ahora cuando vea un Cóndor planear sentire su espíritu.
Muy lindo como lo recordastes en este espacio.
Un fuerte abrazo.
El Guille.
Leo! no me lo esperaba, la verdad pensé que era un homenaje en vida mientras leía tus palabras. Me agarró desprevenido… lo lamento! te mando un gran abrazo amigo
una historia de encuentro, un homenaje sensible como sos vos, como se te ve en las fotos. Con tus palabras y tus fotos haces que todos conozcamos un poquito a Canuti y a su espiritu al viento. Gracias por compartirlo
un abrazo fuerte en esta resbalada del camino.
Leo, precioso relato. Soy Gaby y nos conocimos en Paileman junto con mi “Leo”. Uffff…apenas puedo escribir de la tristeza que tengo encima! Te mando un abrazo de condor.
Hola Gaby, lei el de Leo de hoy tambien, me destrozó que tuviera que terminarlo de golpe.
Momento dificil en realidad. Muy muy triste.
Abrazote de condor para ustedes.
Qué buen homenaje. Una enorme tristeza perder a un colega que por tus palabras parece tan valioso. Me gusta mucho tu relato, que leo a través del Oso. A seguir con las buenas historias. Un abrazo desde lejos.
Se nos fue un gran maestro…
salud
Que hermoso relato… Hernan ha dejado su simiente en cada uno de los que pudimos compartir algun tiempo con él,gracias por escribirlo.
Lo siento primo por tu amigo……..precioso relato, grandiosas fotos e INMEJORABLE homenaje!! Un abrazo!
Lo lamento mucho, Leo.. Un abrazo. Manuel
Permiso.
Palabras sentidas. Palabras con sentido para describir a un gran ser humano. Fue, es y seguirá siendo un Maestro para vos, para mi y para tantos otros que tuvimos la fortuna de cruzarlo en el camino.
Muchas gracias Hernán por tu amor, compromiso, humildad, locuras, sabiduría y enseñanzas.
Cuántas preguntas quedaron pendientes. Cuántos momentos que quería compartir o volver a recordar en el tintero.
Muchas gracias Leo por compartir este homenaje. Estará siempre en cada uno de nuestros pasos, y en cada una de nuestras fotos.
Un fuerte abrazo de Cóndor.
Leo, te cuento que soy de Comodoro Rivadavia y hoy cumplo años, a estas alturas del año pasado nos embarcamos en una locura con Hernán, Silvia y Sayen. Llorarlo es haber tenido el privilegio de compartir una porción de su vida con la nuestra. Hoy no celebro, hoy despido a esta hermosa persona que supo despojarse de sus miserias y volverse luminoso. Gracias por tu sentido relato. Y a vos Hernán una vez más te digo.. Hasta algún momento querido Amigo.
Hola Ivan, antes que nada feliz cumpleaños.
Y no sé todavía si es bueno celebrarlo o no, siento que alguien como Canu, ya había vivido todo, mucho más de lo que muchos de nosotros quizás lleguemos a vivir.
Y sus últimos años fueron de luz, mucha luz.
Posiblemente, deberíamos celebrar que un amigo se ilumine así.
Lástima que nos cueste tanto.
abrazo y gracias.
Leo
Leo, me emocionó tu despedida a Hernán Canuti y los comentarios de sus amigos. En los cóndores lo veremos a el.
Gracias.
no vale. A gente así debería prohibírsele morir. Hace poco leí Platero y yo, y me hiciste acordar a J.R. Jiménez por la forma inesperada en que describiste el evento. De anécdotas lindas a ya-no-está, sin agua va. En fin, no hay una buena manera de dar malas noticias.