Hola, cómo están?
Tenía muchísimas cosas en mente para escribir en el blog este viernes. Había algo de política y los medios, o, más bien, de cómo reaccionamos nosotros ante lo que dicen los medios respecto al país y como somos nosotros los que creamos esa realidad de la que nos quejamos. Había también algunas posibilidades de seguir hablando del transcurrir, del tener, del largar… Pero no, me divirtió algo diferente que pasó esta semana y voy por ahí.
Hace rato que no salgo a fotografiar. Estoy vago, lo admito. Vago para salir a fotear, mientras me entierro en algunos proyectos que me propuse terminar antes que empiece julio (ups, estoy frito, pero bue, ya está, tomara una parte de julio tambien parece). Sin embargo, el martes pasado pude hacerme un ratito a la tarde. Había un lindo solcito y pensé que estaría bueno dar una vuelta y ver si, de paso, podía cosechar algo para estos proyectos en los que ando.
Encontré alguna que otra fotito simpática al principio, alguito de paisajes que no me decían nada después y también un árbol que estaba necesitando, así que lo foteé. El asunto es que el clima iba cambiando y empeorando cada vez más. El azul nublado se había transformado en grisáceo horroroso, más si tenemos en cuenta que estaba fotografiando y no durmiendo la siesta.
Satisfecho con el árbol seguí camino, pero ya dudando si valía la pena. El cielo se encapotaba, se había levantado viento y yo alejandome cada vez más. Ojo, no pasaba nada, salvo que pensaba en la posibilidad de estar laburando en casa tranquilo y me tentaba más. No llegaba a dudar, siquiera, si había elegido bien o mal el destino para ese día si tendría que haber ido a la estepa. No, decididamente ya no pintaba que fuera a aparecer nada interesante. Pero como me había propuesto llegar hasta un puente, seguí, imaginando que no faltaría mucho más.
El camino transcurría por un valle largo y angosto, montaña de ambos lados y el río Epuyén al que escuchaba a mi izquierda aunque no lo viera. Pasada una curva descubrí a lo lejos, una columna de humo saliendo del medio de la montaña a mi derecha. Humo pesado, fulero. Ráfagas de viento brutales golpeaban y golpeaban y yo, puteando, decidí acercarme a ver si estaban los personajes que habían prendido un fuego en medio del bosque un día así para hablar unas palabritas con ellos.
Pero no, a medida que me acercaba, pude ver que no era humo, sino una caida de agua caprichosa que no tenía ni ganas de seguir la teoría de la gravedad y que, impulsada por el viento, se iba para arriba como si fuera humo. Muy extraño, muy ridículo, pero hermoso.

A la izquierda como es la cascada casi normalmente. A la derecha, alguno de los dibujos que me regaló.
Estacioné el auto y bajé para fotografiarla. El viento que había era impresionante. Me apoyaba en el auto y se movía más que si no lo tocaba. El trípode se me volaba, Ramas de los sauces pasaban volando por todos lados. Y yo, buscando un lugar seguro, sin árboles que pudieran dañar al coche ni a mi y, calculando que si salíamos volando no nos haríamos muy merda en ningún lado (ni el auto ni la cámara ni yo).
Era hermosa, hacía dibujos de lo más variado. Curvas a la izquierda y planos a la derecha, y me volaba. Y le saqué muchas fotos, pero sabía que no la tenía, no era lo que yo quería y la filmé pero eso no es lo mío decididamente y volví a fotearla. Mientras, pensaba en las ironías diarias. Cómo sorprenderme de la economía, de la política o de las actitudes de la gente, si puedo llegar a ver y fotografiar una cascada que no cae? Sin embargo, si me pongo en el lugar de la cascada en si, ella sí quería caer como una catarata normal, pero los factores externos no la dejaban. Y no hago comparaciones ni hablo de nadie en particular, pero me sorprendió entender que a pesar de ser la cascada la que se iba para el costado no era ella la que se lo proponía. Era el viento, dirán. Y si, creo que el que levantaba las gotas y me daba ese espectáculo era el viento; pero no lo hacía con las piedras sino solo con las gotas (por suerte), con las muchas gotas que formaban los chorros de agua que eran golpeados por el viento encajonado en este valle y que bajaba luego de una colina lo cual lograba que la agarrara de abajo para levantarla. Entonces, pensé esto sucedería porque estaba ahí esa colina, pero sin el encajonamiento el viento no sería tan fuerte…
No había culpable ni había razones separadas. Ese hermoso espectáculo era gracias a la forma del valle, es decir, al “encajonamiento” de un”viento poderosísimo” que en su sacado recorrer hacía un extraño efecto con la “colina” luego de la cual golpeaba “las muchas gotas de agua que forman un chorro de aquella cascada” levantándolas tan “antinaturalmente”. Y creo que la vida es así, nunca hay un solo motivo, una sola razón, un solo causante… siempre es un conjunto de situaciones las que desencadenan un hecho.
Y acá terminaría el cuento con moraleja y todo, pero no, porque falta lo más importante: yo. Y no es egocentrismo. Si yo no hubiera estado allí posiblemente eso no hubiera existido ya que si nadie lo hubiera visto y yo les preguntara si alguna vez supieron de una cascada ir para el costado o hacer dibujos extraños en el aire sin seguir la gravedad, me hubieran respondido que no.
Por lo tanto, no puedo negar que también yo fui “culpable” o “parte” de esa historia, tanto como todos somos parte de las historias que vivimos a diario. Aunque no hagamos nada más que ver, que estar. Somos parte del problema nacional al ver un noticiero o leer un diario, al indignarnos y reaccionar o no reaccionar. Ya estando somos parte de la historia. Qué pasaría si nadie leyera ni comprara cierto diario porque se sabe que dice lo que quiere y no “la” realidad. Que pasaría si nadie pasara por las rutas cortadas ni nadie pagara un impuesto para que se lo roben, si nadie comentara al otro día lo que dijo tal noticiero o Marcelo Tinelli? Qué pasaría si eligiéramos en qué historias nos gustaría participar aunque más no sea como espectadores?
Si, me fui de tema, lo siento. Vuelvo, como volví aquel día, contento, agradecido, buscando fotos que ya no había, como el contraste entre una tranquera y un galpón, pero no importaba, ya estaba hecho, me habían dado un flor de regalo.
Salud.
PD: Solo a modo ilustrativo y con nada de onda artística, si quieren pueden ver el video de aquel día en:
Hola Leo, Tambien para mi hoy termina el dia siendo diferente. Las fotos y el video de la cascada son impresionantes. Pero estoy acostumbrada a ver tus ‘fotos impresionantes’.
Lo que me cambió el dia fue tu reflexión introspectiva y la interacción que produjo en mi. Joder Leo! que tenés razón, no podemos pretender que no se trata de nosotros, entre todos tejemos la trama, aceptando, protestando, criticando y…sacando provecho muchas veces-
Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y eso muchas veces me chocó. Ahora que estoy lejos hay muchas cosas que no entiendo de lo que pasa ahi. Todos nos justificamos a nosotros mismos o a quienes tenemos cerca, pero nadie hace nada, salvo putear.
Tendríamos que relexionar un poco mas sobre nuestras acciones y retirarnos a la naturaleza que es , sin duda, una gran maestra.
Seguí por este camino que nos viene bien un poco de autoexámen.
Gracias Leo,
Ahi andamo, ahí andamo, investigando cada día que pasa por adentro que pueda interesar por afuera… Beso, Uka, y felicidades de nuevo abuelazgo…
Increíble!!!!! Fabuloso el vidéo! Gracias por el regalo!
de na pa, gracias!
Sabés que yo creo que gracias a los noticieros… a Tinelli… a los politicos… etc,etc,etc… muchos, diria que la gran mayoria, han perdido la capacidad de SORPRENDERSE… por la pequeñas grandes cosas que la vida y la naturaleza nos regala diariamente…. Gracias por compartir tu experiencia y tu capacidad de ASOMBRO con nosotros… Un placer como siempre
Gracias Nat, me alegro que sirva, como siempre.