Hola nuevamente!
Yo lo avisé, silencio durante un mes o una chorrera de fotos y textto de golpe. No sé, puede que la idea de que sea un sábado frío y lluvioso tenga mucho que ver en esto, no?
Pero bien, cómo les había adelantado en la entada anterior, estuve metido hasta el cogote con los hongos.
Pocas veces he visto seres tan menospreciados como ellos, al punto que es muy común verlos rotos en el suelo, pateados, escarbados, aplastados, seccionados o lo que fuere. No sé, a veces creo que puede ser su textura la que provoca eso, sino que sea un cierto rechazo de la gente hacia los mismos por su posibilidad de ser venenosos. Y siento que acá está el punto de los hongos: son comestibles o son venenosos, o para otros, son alucinógenos o no sirven para nada. Y ya, ahí termina nuestra clasificación de hongos: me lo morfo, me lo viajo o lo rompo porque está al pedo.
Pocos tienen en cuenta al pobre y sacrificado fotógrafo que los busca para sacarles fotitos y tiene que lidiar con la visión del genocidio de setas por la simple diversión de los caminantes… Y menos aún, pocos evalúan la posibilidad de que los hongos tengan algún sentido para el universo a pesar que no sean comestibles o alucinógenos, como por ejemplo, el saber que su verdadera función es ser “descomponedores”, es decir, ser los encargados de descomponer la madera, los frutos, las heces, las hojas, etc. y devolver sus nutrientes al suelo. Además, muchos hongos tienen usos medicinales como por ejemplo antibióticos, otros sirven para limpiar el petróleo de las costas que sufrieron estos desastres, algunos tienen sus efectos benéficos contra el cáncer y así un largo etcétera.
Y, como si fuera poco, son unos organismos bellísimos, con una increible variedad de colores, formas y tamaños. A veces pienso que el departamento de diseño de hongos se puso verdaderamente las pilas en lo creativo.
Por eso me gustan los hongos. Me encanta tirarme al suelo y examinarlos para ver cómo fotografiarlos, cómo mostrar ese lado diferente que me llama la atención, ver sus colores, sus formas caprichosas, sus laminillas. Me divierte verlos crecer cuando voy a un mismo lugar reiteradas veces, en poco tiempo los frutos nacen, crecen y se marchitan (aclaro que lo que vemos nosotros son los frutos de los hongos, es decir, lo que los españoles llaman las setas. El verdadero hongo está debajo del suelo y es un hilito blanco finito).
Aqui les dejo unas pocas fotos de las últimas que saqué por si a alguno les interesan, y hay más aqui y aquí de otras épocas. También les recomiendo ver la película de Larry Evans, un americano que conozco de la feria, esta película se llama “Know your mushrooms”, está en Internet con subtitulos en castellano para el que se de maña para bajarla, sino se puede ver online.
Buen provecho, buen viaje o buen disfrute, qué va!