El otro día, en la feria, alguien me preguntó si esta foto era real, es decir, si el paisaje era así en el momento en que tomé la fotografía.
Pensé: “No. Era tridimensional, tenía un hermoso aroma a bosque, una leve brisa que me pegaba en la cara, los sonidos del atardecer, un momento sublime.”
Cuán impactante?
Y… Luego de un largo día en el auto buscando fotografías, de haber estado sentado en una piedra esperando se acerque un cóndor… un largo y hermoso día caminando entre piedras, mirando paisajes, sintiendo la estepa y disfrutando uno de los pocos días de sol límpido que tenemos en invierno. Ya había guardado la cámara y venía disfrutando un té mientras manejaba de vuelta a casa. Es un momento en que suelo relajarme, escucho música suave y ya no suelo mirar demasiado buscando fotos, pues es casi de noche. Y ahí, en una curva de un camino que para mí es nuevo, vi la luna. Limpia. Sola. Con las últimas luces del atardecer. Detuve el coche, puse el zoom largo, agarré el trípode y bajé. Fue el broche de oro.
Eso, entre otras cosas, es lo que quiero expresar en esta fotografía. Pues para decir simplemente que la luna salió luego del atardecer hubiera escrito, ¡che, no sabés lo linda que estaba la luna ayer! Y listo.
Pero no, muchas veces nos cuesta ver la fotografía como arte, porque al retratar la realidad, suponemos que lo que muestra siempre debe ser real. En periodismo creo que sería poco ético que no fuera así y hay ciertos casos de arte surrealista donde no te queda ninguna duda que el resultado es todo fruto de la imaginación del autor, pero en fotografía de naturaleza siento que es mucho más difícil encontrar ese límite entre lo real y lo irreal. ¿Cuál fue el color verdadero? Creo que lo más lindo es entender que el color verdadero está teñido de mi ánimo, de mí día, y no solo el día en que fotografié sino también el día en que retoqué y otra vez el que preparé la copia para imprimir. Justamente, estoy descubriendo que eso es lo que más me gusta de este arte, esa mezcla entre realidad y ficción, es decir, lo cotidiano pero con un poco de sal.
Leí en un blog que la fotografía ya deja de ser “real” en el momento en que elijo introducir o dejar afuera algún elemento del visor. Ya con eso uno está tocando y eligiendo una realidad. La fotografía no se saca sola, no depende del equipo tanto como por un momento creemos, no, la fotografía la hacemos nosotros, ya sea un paisaje o la foto del cumple de la abuela. Al poner la cámara delante del ojo uno ya toma decisiones, decide cómo se va a ver: mucho, poco, alto, bajo, con cabeza cortada o entera, soplando la velita, segundos antes o segundos después, todos aplaudiendo, riéndose o uno en el fondo sacándose un moco, con un flashazo que le deja los ojos rojos a los bebés o con clima de vela que sale movida. Un paisaje no difiere de eso. Ni una flor, un hongo o un ave.
La fotografía, como cualquier arte, es tomar decisiones y entre ellas, la más importante es saber qué quiero contar. Por eso, es que nos gustan diferentes artistas, no es solo por cómo maneja cada uno su oficio sino por lo que me pone detrás del pincel, de la pluma o de la cámara. Y siento que es una lástima que muchos artistas nuevos, al menos de lo que veo en fotografía hoy día, se pierdan entre los vericuetos tecnológicos intentando mejorar tanto técnicamente que se olvidan que hay algo, dentro de ellos, que quiere decir algo, que necesita salir, que hace que dos personas, codo a codo y mirando para el mismo lado, puedan sacar dos fotografías absolutamente diferentes.
Siempre que me hacen esta pregunta dudo un ratito si está bien que se me haya ido un poco la mano en la saturación o en el contraste. Y me encanta llegar siempre a la conclusión que sí, que está bien, que lo importante es decir lo que tengo que decir, contar lo que quiero contar, mostrarles un poquito de lo lindo que es salir a recorrer y fotografiar la Patagonia, de lo hermoso que es tener un alma que se conmueve ante algo aún antes de disparar, o lo emocionante que es sentir como te tiemblan las manos de emoción cuando se acerca el primer cóndor del día…
-“Si, le respondí al cliente en la feria, era así”.
Que bueno para un libro. Tal como está, sin correcciones!
Coincido con el mensaje anterior. Ejemplar… Alucinante… Envidiable… Te felicito Leo!
Gracias Andrés, lamentablemente ando complicado para actualizar el blog como me gustaría, pero bueno, no es novedad. Ya lo lograré.
saludos y gracias nuevamente.
Leo
Leo, te conoci en la feria en EL Bolson.
Me encanta tu trabajo. Tenes un arte increible!
Muchísimas gracias Carolina, me alegra que te guste.
Pronto, apenas pase el malón veraniego, volveré a darle un poco de vida al blog.
Saludos. Leo
donde hay que firmar ?
Gracias Manu por traerme a releer este viejo post. Me cansaré algún día de girar en círculos?