Hace unos días salí a caminar, como siempre, con la cámara al hombro. Me preguntaba cómo organizarme para empezar, de una vez por todas, a comportarme como un fotógrafo en serio.
Buscar un encuadre perfecto, marcarlo, saber que ahí está la foto. Y esperar el instante, la luz… el momento perfecto diría.
Y de golpe, en el cielo, se dibujó esta nube. Así, delineada. Imposible de ignorar. Y no estaba en ningún lugar más interesante que la calle de casa… Y la pucha… y de donde la saco… y pruebo de acá… al menos una y luego busco un mejor encuadre. Sacó la cámara, apunto, compongo a la que te criaste y disparo. Levanto la vista buscando un mejor lugar y al volver ya no estaba, era una nube más, diluyéndose entre otras, sin más gracia.
Sin más mensaje, al menos dirigido a mi.